Esta es la escala creada por el Club Alpino Suizo, y la más frecuente en los países germanohablantes para indicar la dificultad de caminos, sendas y senderos. Los niveles se basan en aspectos técnicos como la superficie, la severidad del medio natural, la experiencia y el equipamiento necesarios, así como en las medidas de seguridad que se han de tomar.
Caminos despejados que, prácticamente, no presentan obstáculos ni dificultades. Las superficies son de material compacto en su mayoría y las pendientes son mínimas. Están exentos de riesgo de caída.
Caminos bien señalizados que no presentan mucha dificultad técnica. Puede haber tramos con riesgo de caída y algunas pendientes podrían suponer un desafío.
Caminos despejados en su mayoría y acondicionados con cuerdas o cadenas en los pasajes de cierta dificultad. Superficies de material compacto con algunas pendientes. El riesgo de caída es mayor.
Caminos no siempre señalizados que incluyen tramos complicados: glaciares, planicies con grava o secciones muy escarpadas. El riesgo de caída está presente en la mayoría del recorrido.
Recorridos que no siguen un camino claro y presentan un terreno muy exigente: laderas escarpadas con rocas, neveros o glaciares cubiertos de nieve. Es posible que se necesiten cuerdas y un piolet.
Recorridos sin ningún tipo de señalización y con pasos de escalada de dificultad II en el sistema de la UIAA. El terreno es pedregoso, muy escarpado y puede requerir atravesar glaciares. El riesgo de caerse o resbalarse es alto y se necesita equipamiento alpino y de escalada.
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